Arxius
L’Ulysses de Robert Graves
.
.
ULYSSES
.
To the much-tossed Ulysses, never done
With woman wether gowned as wife or whore,
Penelope and Circe seemed as one:
She like a whore made his lewd fancies run,
And wifely she a hero to him bore.
Their counter-changings terrified his way:
They were the clashing rocks, Symplegades,
Scylla and Charybdis too were they;
Now angry storms frosting the sea with spray
And now the lotus island’s drunken ease.
.
They multiplied into the Sirens’ throng,
Forewarned by fear of whom he stood bound fast
Hand and foot helpless to the vessel’s mast,
Yet would not stop his ears: daring their song
He groaned and sweated till that shore was past.
One, two and many: flesh had made him blind,
Flesh had one pleasure only in the act,
Flesh set one purpose only in the mind —
Triumph of flesh and afterwards to find
Still those same terrors wherewith flesh was racked.
His viles were witty and his fame far known,
Every king’s daughter sought him for her own,
Yet he was nothing to be won or lost.
All lands to him were Ithaca: love-tossed
He loathed the fraud, yet would not bed alone.
Robert Graves
.
.
ULISSES
Al batzegat Ulisses, mai no prou satisfet
amb les dones, tant si eren muller com prostituta,
Penèlope o Circe venien a ser el mateix:
en tant que meuca, l’una li oferia lascívia,
i l’altra, en tant que esposa, li parí un semidéu.
Les seves mutacions li aterrien el camí:
eren esculls de xoc, enren les Simplègades,
i Escil·la i Caribdis eren elles també;
tan prompte eren tempestes glaçant un mar d’escuma
com les illes del lotus d’embriac endolciment.
Se li multiplicaven en munions de sirenes
i per por, previngut, es lligà ben lligat
de mans i peus, immòbil, a l’arbre de la nau,
però amb l’oïda oberta per sentir llurs cançons,
gemegant i suant fins haver-les passat.
Una, dues, i moltes: la carn el tornà cec,
la carn era un plaer sols en l’instant de l’acte,
la carn fixava un únic propòsit a la ment…
i el triomf de la carn més tard li descobria
els mateixos terrors, els mateixos turments.
Era astut i enginyós i molt anomenat,
tota filla de rei el volia per a ella,
però no se’l podia ni perdre ni guanyar.
Tot país li era Ítaca: batzegat per l’amor,
odiava el frau, però no volia dormir sol.
Robert Graves
Traducció de Josep M. Jaumà
.
.
.
Robert Graves. El país que he escollit.
Antologia poètica
Selecció i traducció de Josep M. Jaumà.
Pròleg de Lucía Graves.
Edició bilingüe.
Edicions del salobre. Port de Pollença (Mallorca), 2009.
.
.
.
La cólera canta, diosa, de Aquiles hijo de Peleo
La cólera canta, diosa, de Aquiles hijo de Peleo, cólera funesta que un dolor infinito causó a los aqueos y tantas valerosas almas de héroes arrojó al Hades, haciéndolos presa de perros y de todas las aves. Se cumplía la voluntad de Zeus, desde que por primera vez se enfrentaron, tras una disputa, el Atrida, señor de guerreros y el divino Aquiles.
Ilíada, I, 1-7
Traducción de Óscar Martínez García
Prólogo, traducción y notas de
Óscar Martínez García
Alianza Editorial. Madrid, 2010.
ISBN: 9788420669908
Pepa Plana: Una Penèlope pallassa
Benvinguda al diari ara.cat. Oxímorons i l’Odissea.
Ens calen bones notícies i il·lusions i projectes com aquest. Ha nascut un nou diari en català! Llarga i encertada vida!
Del seu primer exemplar en volem aquí destacar la secció “Un tast de català”, que mena l’Albert Pla Nualart. El d’avui conté una referència a la “noble follia” de fer del català, en el seu dia, als inicis del segle passat, una llengua de cultura.
_____________________________________________________________
UN TAST DE CATALÀ
ALBERT PLA NUALART
_____________________________________________________________
Una èpica
oximorònica
→ Fabra es va oblidar de l’oxímoron i hem anat coixos d’aquesta paraula fins al 2007, quan l’IEC la va incloure al seu diccionari. L’oblit de Fabra és paradoxal si tenim en compte que la definició més brillant de la seva gesta —convertir el català en una llengua de cultura— la va fer Carles Riba i era, justament, un preciós oxímoron: “noble follia”.
→ Era, certament, foll —enmig d’un espanyolisme hostil i ignorant— fer del català del XIX una llengua que tant servís per a la física quàntica com per traduïr l’Odissea. L’èpica de Fabra va ser conciliar termes que tothom deia que no podien anar junts. Per molts, incloent-hi Maragall, el català només podia ser dialecte: llengua catalana era un oxímoron,
→Ara teniu a les mans un altre oxímoron: diari independent. I, per més que miro diccionaris, no trobo res que defineixi millor l’èpica d’aquesta aventura que l’oxímoron ribià.
Homer a “Violència” de Slavoj Zizek
… Marx ja va assenyalar que el problema real amb Homer no era explicar les arrels de la seva èpica en la societat grega, sinó explicar el fet que, tot i que clarament arrelada en el seu context històric, fos capaç de transcendir l’origen històric i parlar en totes les èpoques. Potser la prova hermenèutica més elemental de la grandesa d’una obra d’art és la seva habilitat de sobreviure una vegada queda fora del seu context original. En el cas de l’art veritablement gran, cada època el reinventa i el redescobreix.
Slavoj Zizek
Sis reflexions de biaix.
pàg. 157.
Pròleg de Bernat Dedéu.
Traducció de Concepció Irribarren.
Biblioteca Universal Empúries, 227.
Editorial Empúries. Barcelona, 2009.
ISBN: 9788497873901
Anger—sing, goddess, the anger of Achilles son of Peleu
Anger—sing, goddess, the anger of Achilles son of Peleus, that accursed anger, which brought the Greeks endless sufferings and sent the mighty souls of many warriors to Hades, leaving their bodies as carrion for the dogs and a feast for the birds; and Zeus’ purpose was fulfilled. It all began when Agamemnon lord of men and godlike Achilles quarrelled and parted.
Iliad, I, 1-7
Translation by E.V. Rieu
Originally translated by E. V. Rieu.
Revised and updated by Peter Jones with D. C. H. Rieu.
Penguin Books. London, 2003.
ISBN: 9780140447941
Homer per Borges: “El hacedor”
..
..
..
El hacedor
..Nunca se había demorado en los goces de la memoria. Las impresiones resbalaban sobre él, momentáneas y vívidas; el bermellón de un alfarero, la bóveda cargada de estrellas que también eran dioses, la luna, de la que había caído un león, la lisura del mármol bajo las lentas yemas sensibles, el sabor de la carne de jabalí que le gustaba desgarrar con dentelladas blancas y bruscas, una palabra fenicia, la sombra negra que una lanza proyecta en la arena amarilla, la cercanía del mar o de las mujeres, el pesado vino cuya aspereza mitigaba la miel, podían abarcar por entero el ámbito de su alma. Conocía el terror pero también la cólera y el coraje, y una vez fue el primero en escalar un muro enemigo. Ávido, curioso, casual, sin otra ley que la fruición y la indiferencia inmediata, anduvo por la variada tierra y miró, en una u otra margen del mar, las ciudades de los hombres y sus palacios. En los mercados populosos o al pie de una montaña de cumbre incierta, en la que bien podía haber sátiros, había escuchado complicadas historias, que recibió como recibía la realidad, sin indagar si eran verdaderas o falsas..Gradualmente, el hermoso universo fue abandonándolo; una terca neblina le borró las lineas de la mano, la noche se despobló de estrellas, la tierra era insegura bajo sus pies. Todo se alejaba y se confundía. Cuando supo que se estaba quedando ciego, gritó; el pudor estoico no había sido aún inventado y Héctor podía huir sin desmedro. Ya no veré, sintió, ni el cielo lleno de pavor mitológico, ni esta cara que los años transformarán. Dias y noches pasaron sobre esa desesperación de su carne, pero una mañana se despertó, miró (ya sin asombro) las borrosas cosas que lo rodeaban e inexplicablemente sintió, como quien reconoce una música o una voz, que ya le habia ocurrido todo eso y que lo había encarado con temor, pero también con júbilo, esperanza y curiosidad. Entonces descendió a su memoria, que le pareció interminable, y logró sacar de aquel vértigo el recuerdo perdido que relució como una moneda bajo la lluvia, acaso porque nunca lo había mirado, salvo, quizá, en un sueño..El recuerdo era así. Lo había injuriado otro muchacho y él había acudido a su padre y le había contado la historia. Éste lo dejó hablar como si no escuchara o no comprendiera y descolgó de la pared un puñal de bronce, bello y cargado de poder, que el chico había codiciado furtivamente. Ahora lo tenía en las manos y la sorpresa de la posesión anuló la injuria padecida, pero la voz del padre le estaba diciendo: Que alguien sepa que eres un hombre y había una orden en la voz. La noche cegaba los caminos; abrazado al puñal, en el que presentía una fuerza mágica, descendió la brusca ladera que rodeaba la casa y corrió a la orilla del mar, soñándose Ayax y Perseo y poblando de heridas y de batallas la oscuridad salobre. El sabor preciso de aquel momento era lo que ahora buscaba; no le importaba lo demás: las afrentas del desafío, el torpe combate, el regreso con la hoja sangrienta..Otro recuerdo, en el que también había una noche y una inminencia de aventura, brotó de aquél. Una mujer, la primera que le depararon los dioses, lo había esperado en la sombra de un hipogeo, y él la buscó por galerías que eran como redes de piedra y por declives que se hundían en la sombra. ¿Por qué le llegaban esas memorias y por qué le llegaban sin amargura, como una mera prefiguración del presente?.Con grave asombro comprendió. En esta noche de sus ojos mortales, a la que ahora descendía, lo aguardaban también el amor y el riesgo. Ares y Afrodita, porque ya adivinaba (porque ya lo cercaba) un rumor de gloria y de hexámetros, un rumor de hombres que defienden un templo que los dioses no salvarán y de bajeles negros que buscan por el mar una isla querida, el rumor de las odiseas e ilíadas era su destino cantar y dejar resonando cóncavamente en la memoria humana. Sabemos estas cosas, pero no las que sintió al descender a la última sombra....Jorge Luis Borges.
.
.
Jorge Luis Borges. El hacedor.
El libro de bolsillo 407.
Alianza Editorial / Emecé Editores.
Madrid / Buenos Aires, 1972.
ISBN: 8420614076
.
.
.
Ezra Pound: El “Canto I” i l’Odissea
.
.
.
.
I
And then went down to the ship,
Set keel to breakers, forth on the godly sea, and
We set up mast and sail on that swart ship,
Bore sheep aboard her, and our bodies also
Heavy with weeping, and winds from sternward
Bore us out onward with bellying canvas,
Circe’s this craft. the trim-coifed goddess.
Then sat we amidships, with jamming the tiller,
Thus with stretched sail, we went over sea till day’s end.
Sun to his slumber, shadows o’er all the ocean,
Came we then to the bounds of deepest water,
To Kimmerian lands , and peopled cities
Covered with close-webbed mist, unpierced ever
With glitter of sun-rays
Nor with stars stretched, nor looking back from heaven
Swartests night stretched over wretched men there.
The ocean flowing backward, came we then to the place
Aforesaid by Circe.
Here did they rites, Perimedes and Eurylochus,
And drawing sword from my hip
I dug the ell-square pitkin;
Poured we libations unto each the dead,
First mead and then sweet wine, water mixed with white flour.
Then prayed I many a prayer to the sickly death’s-heads;
As set in Ithaca, sterile bulls of the best
For sacrifice, heaping the pyre with goods,
A sheep to Tiresias only, black and a bell-sheep.
Dark blood flowed in the fosse,
Souls out of Erebus, cadaverous dead, of brides
Of youths and of the old who had borne much;
Souls stained with recent tears, girls tender;
Men many, mauled with bronze lance heads,
Battle spoil, hearing yet dreory arms,
These many cowded about me; with shouting,
Pallor upon me, cried for my men for more beasts;
Slaughtered the herds, sheep slain of bronze:
Poured ointment, cried to the gods,
To Pluto the strong, and praised Proserpine;
Unsheathed the narrow sword,
I sat to keep off the impetuous impotent
dead,
Till I should hear Tiresias.
But first Elpenor came, our friend Elpenor;
Unburied, cast on the wide earth,
Limbs that we left in the house of Circe,
Unwept, unwrapped in sepulchre, since toils urged
other:
Pitiful spirit. And I cried in hurried speech:
«Elpenor, how art thou come to this dark coast?
«Cam’st thou afoot, outstripping seamen?»
And he in heavy speech:
«Ill fate and abundant wine. I slept in Circe’s ingle.
«Ging down the long ladder unguarded,
«I fell against the buttress,
«Shattered the nape-nerve, the soul sought Avernus.
«But thou, O King, I bid remember me, unwept, unburied,
«Heap up mine arms, be tomb by sea-bord, and inscribed:
«A man of no fortune, and with a name to come.
«And set my oar up, that I swung with my fellows»
And Anticlea came, whom I beat off, and then Tiresias Theban,
Holding his golden wand, knew me, and spoke first:
«A second time? why? man of ill star;
«Facing the sunless dead and this joyless region?
«Stand from the fosse, leave me my bloody bever
«For soothsay».
And I stepped back,
And he strong with the blood, said then: «Odysseus
«Shalt return through spiteful Neptune, over dark seas,
«Lose all companions». And then Anticlea came.
Lie quiet Divus. I mean, that is Andreas Divus,
In officina Wecheli, 1538, out of Homer.
And he sailed, by Sirens and thence onward and away
And unto Circe.
Venerandam,
In the Cretan’s phrase, with the golden crown, Aphrodite,
Cypri munimenta sortita est, mirthful, orichalchi, with golden
Girdles ans breast bands, thou with dark eyelids
Bearing the golden bough of Argicida. So that:
Ezra Pound.
A draft of XXX Cantos. I
.
.
.
.
.
.
.
.
La cólera canta, diosa, del Peléiada Aquileo
La cólera canta, diosa, del Peléiada Aquileo,
funesta, que a los aqueos costó mil dolores
y muchas fornidas ánimas arrojó ante Hades
de héroes y hacíales presa de perros
y de rapaces festín y se cumplía el consejo de Zeus;
desde que primero se enfrentaron disputando
el Atreida, soberano de varones, y el divino Aquileo.
Ilíada, I, 1-7
Traducción de José García Blanco y Luis M. Macía Aparicio
Texto, introducción y notas por
José García Blanco y Luis M. Macía Aparicio
Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Tirant lo Blanch. Madrid, 2007.
ISBN: 9788400071820
Espriu: Aquil·les i Patrocle
AQUIL·LES I PATROCLE
Que ningú no s’apressi a formular cap judici temerari. El jove estès, d’una constitució física potser ambígua, és mort i va morir lluitant intrèpid, amb coratge, contra un heroi més experimentat i poderós que ell. L’altra figura es
desconsola prop del cadàver. Varen ser des de la infantesa amics inseparables, i el mort va acompanyar i aconsellar sempre el qui encara és viu, una mica més jove que aquesta recent víctima de la implacable guerra, la qual engolirà de seguida el matador de l’ajagut i, molt poc temps després, el qui ara, en lamentar-se, es decideix a una funesta venjança. No és cert que el difunt no pensés mai en el regne de les ombres. Tanmateix, sense gaire imaginació, no es lliurava a cabòries morboses i va vetllar tothora, fidel i recte, per la integritat i l’honor del seu company. Honor, un sentiment avui gairebé incomprensible. Aquesta qualitat moral —escessiva, fora del punt just que anomenem seny, en l’ànim de l’aquí afligit— va ocasionar la destrucció d’una antiga ciutat i va fer que es vessés a dolls, sota l’impassible somriure dels déus, la sang de molts innocents. Però no he de contar la història que tothom sap o ha de saber. Sols recordaré que el plorós, quan al seu torn va caure, enyorava en la fosca la lenta, quieta suavitat de la llum. Príncep del més alt llinatge, fill d’una nereida, descendent de l’incest de la terra i el cel —i els designem, després de sopesar-ho, sense majúscules, que no ens agraden—, voldria pujar a la claror dels prats, a la carícia de l’oreig en els arbres. Fins s’avindria a cavar i a llaurar, com el pobre conreador d’un camp ben humil. Perquè aquesta vida nostra, sovint tan dura i amarga, és l’únic fràgil suport de la breu misèria de l’home, el prim envà alçat entre ell i l’enigma d’un basardós camí sense retorn.
Salvador Espriu.
Les roques i el mar, el blau.
Les roques i el mar, el blau.
Edició crítica a cura de Carmina Jori i Carles Miralles.
Centre de documentació i estudi Salvador Espriu.
Edicions 62. Barcelona, 1996.
ISBN: 9788429742008