Isaiah Berlin tracta de Giambattista Vico, que tracta d’Homer
.
.
.
…..riverrun, past Eve and Adam’s, from swerve of shore to bend of bay, brings us by a commodious vicus of recirculation back to Howth Castle and Environs.
James Joyce
Finnegans Wake
.
.
.
LA CONTRA-ILUSTRACIÓN
.
[…]
De acuerdo con Vico nuestras vidas y actividades, colectiva o individualmente, son expresiones de nuestros intentos por sobrevivir, satisfacer nuestros deseos, comprendernos unos a otros y el pasado del cual emergemos. Una interpretación utilitaria de las actividades humanas más esenciales es engañosa. Son, en primer lugar, puramente expresivas; cantar, danzar, adorar, hablar, luchar, y las instituciones que encierran estas actividades, comprenden una visión del mundo. El lenguaje, los ritos religiosos, los mitos, las leyes, las instituciones sociales, religiosas, jurídicas, son formas de autoexpresión, de deseo de exteriorizar lo que uno es y por lo que uno lucha; obedecen a patrones inteligibles y por esta razón es posible reconstruir la vida de otras sociedades, aun aquellas remotas en tiempo y lugar y absolutamente primitivas, preguntándose uno mismo qué clase de estructura de ideas humanas, sentimientos, acciones, pudo haber generado la poesía, los monumentos, la mitología que fueron su expresión natural. Los hombres crecen individual y socialmente; el mundo de hombres que compuso los poemas homéricos era claramente diferente del de los hebreos a quien Dios había hablado a través de sus libros sagrados, o del de la república romana, o la cristiandad medieval, o Napóles bajo los Borbones. Los patrones de crecimiento son localizables.
Los mitos no son, como creen pensadores ilustrados, falsas manifestaciones acerca de la realidad corregidas por la crítica racional posterior, ni es la poesía un mero embellecimiento de lo que igualmente se pudo haber expresado en prosa ordinaria. Los mitos y la poesía de la antigüedad encarnan una visión del mundo tan auténtica como la de la filosofía griega, el derecho romano o la poesía y la cultura de nuestra propia ilustrada edad más temprana, más cruda, más remota que nosotros, pero con su propia voz, como la oímos en la Ilíada o en las Doce Tablas, pertenecientes sólo a su cultura particular y con una sublimidad que no puede ser reproducida más tarde por ninguna cultura más elaborada. Cada cultura expresa su propia experiencia colectiva, cada escalón en el ascenso del desarrollo humano tiene sus propios medios de expresión igualmente auténticos.
La teoría de Vico de los ciclos del desarrollo cultural se hizo célebre, pero no es su contribución más original para la comprensión de la sociedad o la historia. Su acción revolucionaria es haber negado la doctrina de una ley natural intemporal, cuyas verdades pudieron haber sido conocidas en principio por cualquier hombre, en cualquier tiempo, en cualquier lugar. Audazmente Vico negó esta doctrina, que constituyó el núcleo de la tradición occidental, desde Aristóteles hasta nuestros días. Predicó la noción de la unicidad de las culturas, pese a lo mucho que pudieran parecerse una a otra en relación con sus antecedentes y sus consecuentes, y la noción de un estilo único que se difunde a todas las actividades y manifestaciones de las sociedades de seres humanos en una etapa particular de desarrollo. De esta forma, fundamentó las bases de la antropología cultural comparada, y de la lingüística, estética y jurisprudencia históricas comparadas; el lenguaje, los rituales, los monumentos y especialmente la mitología fueron las únicas claves confiables que críticos y eruditos posteriores concibieron como formas cambiantes de la conciencia colectiva. Tal historicismo era claramente no compatible con la opinión de que había sólo una norma de verdad o belleza o bondad, a la que algunas culturas o individuos se acercaban más íntimamente que otros, y que era ocupación de los pensadores establecerla y de los hombres de acción llevarla a cabo. Los poemas homéricos eran una obra maestra insuperable, pero sólo podían brotar de una sociedad brutal, severa, oligárquica, “heroica”; posteriores civilizaciones, pese a su superioridad en otros aspectos, no produjeron y no podían producir un arte necesariamente superior al de Homero. Esta doctrina propinó un golpe poderoso a la noción de las verdades intemporales y al progreso sostenido, interrumpido por periodos ocasionales de regresión a la barbarie, y trazó una clara línea entre las ciencias naturales, que tratan con la relativamente inalterable naturaleza del mundo físico visto desde “afuera”, y los estudios humanísticos, que ven la evolución de la sociedad desde “dentro”, a través de una especie de perspicacia empática en la cual el establecimiento de textos o fechas por medio de la crítica científica era una condición necesaria, pero no suficiente.
[…]
.
Isaiah Berlin
.
.
.
.
.
.
.
.
.
VICO Y EL IDEAL DE LA ILUSTRACIÓN
.
En el tercer libro de la Nueva Ciencia, llamado “El Descubrimiento del Verdadero Homero”, Vico nota que “Escalígero se indigna al hallar que casi todas las comparaciones (de Homero) son tomadas de bestias y otras cosas salvajes”, pero esto es parte de su genio poético:
Obtener tal éxito en ellas —pues sus comparaciones son incomparables— no es ciertamente lo característico de una mente pulida y civilizada por alguna filosofía. Ni podría el estilo salvaje y truculento en que describe tantas, tan variadas y tan sangrientas batallas, tantas y tan extravagantemente crueles tipos de carnicerías como envuelven toda la sublimidad de la Ilíada en particular, haberse originado en una mente tocada y humanizada por cualquier filosofía.
Sin embargo, este poeta bárbaro hizo difícil, de acuerdo con Horacio, inventar cualquier nuevo personaje después de él. Esto es así, declara Vico, porque “Homero, que precedió la filosofía y las artes poéticas y críticas, fue sin embargo el más sublime de todos los poetas sublimes”, así que “después de la invención de las filosofías y de las artes de la poesía y de la crítica no hubo poeta que pudiera estar ni aun a una larga distancia para competir con él”. Los sentimientos y los “modos del discurso” y las acciones de tales “naturalezas sublimes” pueden ser “salvajes, crudas y terribles”, y esto puede producirse sólo en la edad heroica —al final de una de las cuales se crearon los poemas homéricos—; posteriormente esto ya no será posible.
De acuerdo con Vico esto es así porque esta clase de sublimidad “es inseparable de la popularidad”. Los personajes poéticos de Homero son “universales imaginativos” a los que se les caracteriza con todos los atributos del género. Son tipos genéricos (no completamente disímiles a los tipos ideales de Weber), por lo que para estos hombres Aquiles es valor heroico, temperamento vivo, orgullo, honor, y tendencia a la ira y la violencia, la fuerza como derecho; Ulises es la sabiduría heroica “cautela, paciencia, disimulo, duplicidad, engaño”. Una vez que conceptos verdaderos —universales abstractos— son creados por la razón civilizada y no la imaginación de toda una sociedad, esta clase de sublimidad llega a su fin. Esto es así porque, antes que se inventara la escritura, el hombre poseía “sensación vivida”, “imaginación fuerte”, “ingenio agudo”, “memoria robusta”, que posteriormente se pierden.
Homero es “el padre y príncipe de todos los poetas sublimes”. Es “celestialmente sublime”, posee una “ardiente imaginación”. “El horror de las muertes y las batallas homéricas dan a la Ilíada toda su maravilla”. Esto no podría haber brotado de “un filósofo tranquilo, cultivado y amable”. Esto es lo que hace de Homero el más grande de los poetas, para Vico. Lo que lo convierte en un amo de “salvajes y bárbaras comparaciones”, o “crueles y espantosas descripciones de batallas y muertes” y “sentencias llenas de pasiones sublimes”, con “expresividad y esplendor” con un estilo imposible en las edades de la filosofía, la crítica, y la poesía como un arte civilizado, en lo que se convertiría después.
El punto central de Vico es que el sentimiento poético, “que debe hundirse profundamente en los particulares”, no puede existir cuando los hombres piensan en conceptos; los cantores inspirados, de los que Homero es el más grande, no pueden coexistir con los filósofos. Lo que estas épocas posteriores, más suaves, más racionales —la edad de los hombres— pudieran crear, esto es, las artes y las ciencias de civilizaciones elaboradas, no pueden darnos, dentro del mismo “ciclo”, “imaginación ardiente” o sublimidad celestial. Esto ha desaparecido. Podemos darnos cuenta del esplendor de esta poesía primitiva sólo entendiendo el mundo “salvaje, crudo y terribel” del cual brota; podemos lograrlo sólo si abandonamos la idea de la superioridad artística de nuestros propios “tiempos magníficos”.
[…]
.
Isaiah Berlin
.
.
.
.
Giambattista Vico (Nàpols, 1668 – Nàpols, 1744),”Nè da un’animo da alcuna Filosofia umanato, ed impietosito potrebbe nascere quella truculenza, e fierezza di stile; con cui descrive tante, sì varie, e sanguinose battaglie, tante, sì diverse, e tutte in istravaganti guise crudelissime spezie d’ammazzamenti; che particolarmente fanno tutta la sublimità dell’Iliade.”
.
Giambattista Vico
La discoverta del vero Omero.
.
.
.
.
Finnegans Wake
Faber and Faber, Ltd.
London, 1975
9780571217359
.
.
.
Contra la corriente
Ensayos sobre historia de las ideas
Fondo de Cultura Económica. México D.F., 1986
ISBN: 9788437503189
.
,
.
La discoverta del vero Omero
seguita dal Giudizio sopra Dante
a cura di Paolo Cristofolini
Edizioni ETS. Pisa, 2006
.
.
.